La escultora Louise Bourgeois: Spiderwoman

Mi obra perturba a la gente y nadie quiere ser perturbado. La gente no es plenamente consciente del efecto que mi trabajo tiene sobre ellos, pero ellos saben que es perturbador.

 

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Museo Guggenheim, Bilbao

En los últimos años de la década de los 90, la escultora francesa Louise Bourgeois comenzó a moldear grandiosas esculturas metálicas de arañas englobadas todas ellas bajo el nombre de “Maman”. Estas erigían su redonda estructura central varios metros sobre el suelo, apoyada en una serie de piernas robustas ancladas en el pavimento. Para la artista estas arañas representan la fortaleza y la maternidad. La más grande se encuentra en Oriente Medio, en Doha (Catar) y la más cercana, en Bilbao, al lado del museo de arte moderno Guggenheim.

Bourgeois explica que la araña es una metáfora de su madre, una tejedora. Su familia tenía un negocio de restauración de tapices en el París de los años 20. Las arañas son inteligentes, como describe a su madre. Las arañas se alimentan de mosquitos que expanden enfermedades, así que sirven de ayuda y protección, las mismas cualidades que veía en su madre. La escultora consideraba a su progenitora su mejor amiga y es la que inspira la serie de esculturas más representativas de su obra, las que le valen el apodo de mujer araña y las que la inmortalizan como artista de importancia fundamental en el arte contemporáneo del siglo XX.

Louise Bourgeois

(1911-2010)

El recuerdo afectuoso e idílico de su madre, no es compartido con el de su padre. “De niña, me daba mucho miedo cuando en la mesa del comedor mi padre no dejaba de alardear, se jactaba una y otra vez de sus logros. Y cuanto más grande pretendía volver su figura, más insignificantes nos sentíamos sus hijos. Mi fantasía era: lo agarrábamos con mis hermanos, lo poníamos sobre la mesa, lo troceábamos y lo devorábamos”, relataba en esta parricida ensoñación de su edad más tierna.

Cuando era muy niña descubrió que su padre estaba siendo infiel a su madre con su profesora de inglés y niñera. No era la única que lo sabía en la familia, su madre fue en todo momento consciente y paciente con esta relación, así como con muchas otras. Sin embargo, esta traición tan impúdica y pública causó un  gran sentimiento de soledad y frustración en la pequeña Louise que, a la larga, se convertiría en un profundo trauma de niñez y fuente de inspiración para muchas de sus esculturas más radicales.

“Mis obras son una reconstrucción del pasado. En ellas el pasado se ha vuelto tangible; pero al mismo tiempo están creadas con el fin de olvidar el pasado, para derrotarlo, para revivirlo en la memoria y posibilitar su olvido.” El rojo es“sangre, dolor, violencia, peligro, venganza, celos, resentimiento, culpa”; es el color que impregna muchas de sus obras. Sentimientos que la francesa reivindica como cotidianos en ella.


Bourgeois empieza a estudiar matemáticas en la universidad de la Sorbona en París, pero, una vez que muere su madre en 1935, se comienza a interesar en la creación artística como formación académica. Es en la escuela de arte donde los profesores descubren en ella una escultora. Su padre no apoya este repentino cambio profesional. En 1954 se une al grupo de Artistas Americanos Abstractos y, cuatro años más tarde, se muda junto a su marido, el historiador de arte americano Robert Goldwater, y sus tres hijos a un apartamento en el neoyorquino barrio deChelsea en Manhattan donde trabaja hasta su muerte en el 2010.

Es una apasionada defensora de la mujer trabajadora y creativa, aunque negase que fuera feminista; declara que la escena artística “pertenecía a los hombres” y que ella se sentía una invasora de sus dominios. Su obra tiene también fuertes connotaciones sexuales con las que intenta romper con los tabúes de la educación en su tiempo, porque“un artista es capaz de mostrar cosas que a otras personas les aterraría expresar”. En los últimos años se había dedicado a reclamar el derecho al matrimonio de los homosexuales, porque casarse es “comprometerse a amar a alguien para siempre», que es «algo bonito”, un derecho que todos deberíamos tener.

Retrato de Annie Leibovitz

Aunque su obra radicaba en el pasado, sus denuncias fueron siempre actuales, fiel reflejo de la realidad en la que vivía. Louise Bourgeois decía que tienes que abandonar tu pasado, o aceptarlo, pero que sí no lo puedes aceptar, “te conviertes en escultora”. Es una de las artistas contemporáneas más representativas del siglo XX y también, como ella se esforzó en demostrar durante toda su vida, una de las más perturbadoras y nostálgicas con su pasado.

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